Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

miércoles, 13 de enero de 2016

El niño de Bescansa debe descansar

Hoy la noticia de la sesión de apertura de la XI Legislatura de la democracia no era que por primera vez el Parlamento español no está presidido por un miembro del partido ganador de las elecciones. Ni siquiera el reparto de puestos en la mesa del Congreso o la esperada aparición fantasma del insigne Gómez de la Serna… No señor.


El tema de conversación en todos los corrillos, principalmente el tuitero, era el bebé de Carolina Bescansa. La diputada de Podemos ha asistido a la sesión acompañada por su hijo de seis meses, aún en periodo de lactancia, para visibilizar el problema que sufren muchas mujeres trabajadoras de este país, incapaces de conciliar la vida laboral y personal. Es cierto, tener hijos y pretender seguir trabajando al mismo nivel es muy complicado, sobre todo para las mujeres que nos creemos superwoman y nos resistimos a renunciar a una de las dos cosas, lo queremos todo. Esta disyuntiva pocas veces se la plantea un hombre.

Pero yendo al meollo de la cuestión, sin juzgar el gesto de Bescansa ni su libertad para hacer lo que le salga del bolo -como diría la Milá-, si para algo ha servido esta estampa maternal es para que todo el mundo se entere, por si no se sabía ya, de que el Congreso cuenta con una guardería a la que sus señorías y el personal de esta institución pueden llevar a sus hijos. Leo que les cuesta 150 euros al mes a los funcionarios y trabajadores de la Cámara Baja. Me extrañaría que no les saliera gratis a los diputados, igual que los móviles, ipads, conexión a internet en su domicilio, y demás servicios -o "prebendas"- que les ofrece el Congreso solo por ser diputados, a algunas de las cuales –es cierto- han renunciado los representantes de la “nueva política”. Aún con todo y con eso, a diferencia de las mujeres de a pié, la señora Bescansa ha podido elegir llevarse a su bebé con ella al trabajo, en vez de aprovechar la guardería de las instalaciones o dejarlo con alguien de confianza. Incluso ha podido darle de mamar durante su jornada laboral, y no tener que someterse al odioso sacaleches, como nos ha tocado hacer a muchas cuando se nos acabó la baja maternal y nos resistíamos a escatimar a nuestros hijos los beneficios de la leche materna.

Porque la mayoría de las madres con un empleo no tienen guardería en su lugar de trabajo, se buscan la vida para encontrar plaza en un centro público, que es más barato, y si no, con los abuelos, o con una vecina, o haciendo malabares. Cualquier cosa, menos ir a trabajar con su mocoso. Esa opción no se contempla. Imaginemos cómo serían las empresas si todo el mundo se presentara allí con sus bebés, las madres amamantando a sus criaturas y los padres enchufando el biberón. Muy tierno, pero irreal y poco deseable, la verdad. Aguanta tú el berrear de un niño con cólico cuando tienes que atender una llamada profesional o concentrarte en un escrito. Tampoco un lugar de trabajo es el sitio más indicado para que esté un bebé. Lo suyo es que duerma en una cuna, juegue sobre una mantita bien mullida, retoce con personal cualificado y escuche nanas, no las voces de la clase política. Después de lo de hoy, permitidme el juego de palabras, el niño de Bescansa debe descansar.

Mañana la imagen del bebé será portada en todos los periódicos. Ya hoy no hay web que no la muestre. Yo preferiría que Carolina Bescansa y el resto de inquilinos de la Carrera de San Jerónimo convirtieran en tema de primera plana el impulso efectivo de la conciliación; que se articulen los cambios necesarios para que las mujeres no nos veamos obligadas a escoger; que elijas lo que elijas nadie juzgue tu decisión; que encuentres ayudas que te permitan dar lo mejor de ti en ambos casos; facilidades para realizarte profesionalmente igual que el hombre; que ser mujer y madre no sea un estigma laboral; que si tus hijos se ponen enfermos y tienes que ausentarte para llevarles al médico o recogerles del cole, no recibas miradas cargadas de reproche; que algunos dejen de pensar que el paro es un producto del afán de las mujeres por salir a trabajar fuera de casa y que somos una amenaza; que los horarios laborales se ajusten de verdad a la vida real; que se ahonde en fórmulas para no desperdiciar el talento femenino, ya sea mediante el teletrabajo, los turnos flexibles o lo que sea que se inventen; que se deje de mirar tanto el tiempo que se trabaja y se valoren los resultados que se obtienen; que los permisos por maternidad y paternidad fueran amplios e iguales para ambos, que puedas decidir si lo disfrutas o no, y que si decides quedarte con tu hijo esos primeros meses no signifique asumir que cuando te reincorpores probablemente habrás perdido casi todos los trenes -estoy yo muy ferroviaria últimamente-.

Sobre todo eso me gustaría que legislara Bescansa y el resto de representantes de la ciudadanía los próximos cuatro años, si es que finalmente alguien se pone de acuerdo con alguien para formar Gobierno. Lo mismo ayudaba que sus señorías se dejaran acompañar y aconsejar en este proceso por sus hijos. Total, en muchas ocasiones el Parlamento también parece una guardería. Por si lo habíais olvidado, os lo recuerdo.

6 comentarios:

  1. Creo que Carolina ha conseguido su propósito.... Para los que no se queden sólo con la foto. La imagen de hoy, en Europa ya es habitual.
    Queremos ser europeos?
    Reflexionemos sobre ser mujer, madre y trabajadora.

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    1. Creo que el gesto en un lugar de privilegios como ese pierde fuerza y provoca el efecto contrario, pero bueno. Yo prefiero los hechos a los gestos. Que legislen e impulsen una política de conciliación real.

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  2. Cuando esté con varicela que lo lleve también! !

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  3. Hay una propaganda subliminal:"Enseñar a mamar en el Congreso"

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