Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

miércoles, 17 de febrero de 2016

Potorro: Una empresa con mucho salero

Cuando lo vi pensé que era de coña. Una fábrica de conservas ha elegido como nombre de marca Potorro y como lema “Conservas con mucho salero”. Porque eso es precisamente lo que significa potorro. 

Lo dice la RAE, aunque inevitablemente algunos tiendan a asociar la palabra a otra cosa, en concreto a una parte de la anatomía femenina... Como era lógico esta empresa española de reciente creación y su nombre artístico está dando mucho juego. Y no es para menos. Ellos mismos lo saben y lo explotan. “Cómete un buen Potorro” o “Siente el sabor de un buen Potorro en tu boca” son algunos de los eslóganes más fáciles y celebrados de su argumentario comercial.

De momento ofrecen productos gourmet dulces y salados, desde mermeladas (por qué me estaré acordando ahora de Ricky Martin) hasta conservas a base de alcachofitas fritas o habitas baby. Dicen que el sabor de sus productos está a la altura de su humor y del paladar experto de sus clientes.


Justo en el polo opuesto recuerdo otros casos, principalmente en el mercado del automóvil, en los que las connotaciones de una palabra han obligado a cambiar una marca para evitar que les perjudicara en las ventas. Ahí tenemos el Mitsubishi Pajero, que aquí terminó llamándose Montero. O el Mazda Laputa y el Nissan Moco, que ni siquiera se comercializaron en España. Normal. Dicen que el modelo Fiat Uno se estrelló en Finlandia porque en finés lo de “uno” lo utilizan con los idiotas. El Seat Málaga en Grecia se llamó Seat Gredos, porque a los griegos lo de Málaga les sonaba muy parecido a malaka, que para ellos es una palabra “más que turbadora”. Y en Suecia vender el Fiat Regatta era difícil cuando por lo visto a la esposa infiel allí la conocen precisamente como regatta. Y es que hay términos que no comparten el mismo significado según los pronuncies en unos y otros países.

Está claro que en Potorro han debido valorar los pros y los contras de la denominación, y en la balanza han ganado por goleada la gracia y la publicidad gratuita que entre todos les estamos dando. No obstante, hay que reconocerles además valentía, no sólo por la elección del nombre, sino también por el simple hecho de emprender en los tiempos que corren.

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