Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

lunes, 18 de abril de 2016

La burbuja de las apps

Creo que estamos creando aplicaciones por encima de nuestras posibilidades. Me refiero a las conocidas como apps para móvil. Leo que también están viniendo a revolucionar el terreno sentimental estas herramientas tecnológicas que -se supone- facilitan las relaciones interpersonales. Desde las que te echan una mano a la hora de ligar, como Tinder, Muapp, Adopta un tío, Happn, Ziip y otras miles más, hasta incluso las que, como Boompi, te permiten incorporar a tus amigas a la historia para que comprueben en tiempo real los primeros escarceos con Romeo, para luego comentar con ellas la jugada. 

Alguien ha pensado que también encontraría mercado una aplicación que ayudara al usuario a ser el mejor novio. Betterboyfriend se llama, y como su propio nombre indica, esta herramienta se ocupa de esa parte engorrosa de la relación que abarca desde recordar fechas señaladas hasta tener detalles de esos que -dicen- nos gustan a las chicas. El servicio organiza citas románticas y envía regalos a la pareja por unos 62 euros al mes, un precio módico por mantener encendida la llama y contenta a la parienta, mientras en el fondo el cliente sigue a lo tuyo.

Del otro lado alguien debió caer en la cuenta de que quizá lo más útil es dejarse de parejas y limitarse a guardar las apariencias. Con esa filosofía nace Invisibleboyfriend, pensada particularmente para las mujeres solteras a las que les dan la tabarra con eso de estar solas. Ese novio invisible que le procura la aplicación proporciona pruebas, coartadas, mensajes y lo que necesites. Un sueño hecho realidad. Se puede crear al novio ideal y seguir disfrutando de una vida real de ‘single’, mientras callas las bocas de quienes te llamaban solterona. 

Hay aplicaciones para detectar metales, para ordeñar una vaca, para calcular cuándo te va a venir el periodo, para conocer tu estado de ánimo, para evaluar tu técnica al besar, para predecir tu muerte -que hay que tener ganas-, e incluso para simular que te tiras un pedo.

Sospecho que después de la inmobiliaria, la próxima burbuja que va a explotar va a ser esta. 

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