Blog personal de Ángela Beato. Escribo lo que siento. Digo lo que pienso. Procura no tomarme demasiado en serio.

martes, 16 de agosto de 2016

Solteros vs casados

Hace unos días leía que unos investigadores de Estados Unidos habían acabado con el mito de que la vida de soltero es peor que la de casado. De entrada no sé de dónde se habían sacado lo de que los solteros llevaban mala vida… en el sentido negativo, se entiende. Yo nunca hubiera afirmado algo así. Por lo pronto, pensar que el estado civil pueda influir en la calidad de vida me parece una majadería, pero en todo caso, de salir ganando alguno, siempre he tendido a pensar que la gente que no tiene pareja estable ni está unida por contrato a nadie, disfruta de mayor libertad, de modo que cuanto más libre eres, más feliz te sientes. Ya sé que es un razonamiento muy básico, pero así lo veo yo. El caso es que cuando analicé la información, me convencí de que mis impresiones coincidían con las de los investigadores sin necesidad de hacer estudio de campo alguno. Simplemente con mirar a mi alrededor y buscar conejillos de indias en mi círculo de amistades puedo llegar a las mismas conclusiones.

Este apasionante tema se abordó en la Convención Anual de la Asociación de Psicológos Americanos –como no hay asuntos más interesantes en aquella sociedad, se entretuvieron con este-. La científica que presentó el estudio vino a decir que las personas sin pareja tienen una vida social más rica así como mayor crecimiento y desarrollo vital. Además, mientras que los casados se aíslan en su pequeño mundo matrimonial, los solteros se relacionan más con su familia y amigos. En cuanto al ámbito profesional, los casados no buscan retos y en lo laboral no tienen demasiadas aspiraciones, todo lo contrario que los solteros, que viven un aprendizaje continuo y valoran más su trabajo. Aquí podéis profundizar en los detalles del estudio.

Lo dicho, si hacemos caso de este informe, la soltería es fantástica en el aspecto vital y el matrimonio resulta ser un estado que va en contra de la propia esencia del individuo. Ahora voy viéndole algún sentido a por qué la gente se vuelve totalmente loca en las despedidas de soltero; ese abandonar la diversión para pasar al aburrimiento se merece plantarte un pene en la cabeza e ir dando el cante de bar en bar… Aunque esta exhibición de chabacanería se va a acabar si prosperan las medidas que empiezan a tomar algunos ayuntamientos para que no se salgan de madre estos momentos de exaltación de la amistad y la soltería.


Y yo me pegunto: ¿Por qué se casa la gente si el panorama que les espera es tan desolador?
¿Por amor? ¡Venga! Por amor puedes seguir estando soltero y compartir tu vida con esa persona de la que te has enamorado el tiempo que dure el amor.
¿Por convencionalismos? ¿Todavía se estila eso?
¿Por tener más sexo? Puede
¿Por fiscalidad? Demasiado maquiavélico.
¿Por hacer negocio? No creo, el coste medio de una boda ha subido a más de 16.000 euros, y eso de recaudar de los invitados el doble de lo invertido lo veo crudo.

En fin, no busquéis una respuesta a por qué sigue casándose la gente –aunque cada vez se haga menos, los matrimonios civiles superen a los religiosos y ante notario haya más divorcios que bodas-. No existe razón que entre en ninguna cabeza. Casarse es irracional… y lo digo yo que estoy casada y que aún recuerdo mis años de soltera, dedicada solo a trabajar y divertirme, sin normas, sin más planes que los míos, tardando en salir de viaje solo los dos minutos que me llevaba preparar mi maleta, haciendo en cada momento lo que me apetecía sin consultarle a nadie, tomando mis propias decisiones sin pedir consejo, equivocándome sin tener que oír después ‘te lo dije’, conociendo gente, descubriendo lugares, viviendo experiencias, enamorándome y desenamorándome… Ay la soltería…, es como tener permanentemente veinticinco años.

Eso sí, particularmente creo que, en la práctica, las mayores diferencias entre una persona soltera y otra casada llegan cuando se presentan los niños. Hasta entonces, el estado civil es anecdótico. Todos somos prácticamente iguales. Existe mucha literatura al respecto, pero he preferido escarbar en mi propia experiencia vital para encontrar 5 detalles claros que nos distinguen a los solteros de los casados, cuando todavía ninguno somos padres:

-Los casados pueden estar tiempo juntos sin hablar, mirando el paisaje, viendo la tele, comiendo, paseando… Cuando eres soltero y te relacionas con otras personas los silencios suelen ser incómodos.

-Las habituales discusiones de pareja son un clásico en los matrimonios, lo mismo que las posteriores placenteras reconciliaciones. Cuando estás soltero te ahorras el primer paso.

-Cuando estás casado y coges confianza, comienzas a relajarte, cuidas menos tu aspecto físico: ya no andas metiendo tripa, tardas más en depilarte y dejas de esmerarte en la elección de la ropa interior que te pones. Además pierdes el pudor. Ya no te avergüenza que huela el baño después de utilizarlo tú y por supuesto no te guardas los pedos, te puede dar un cólico de gases y eso es malísimo. Todo esto sería inimaginable estando soltero, que cuando conoce a alguien, le ahorra toda esa escatología con la ilusa intención de parecer perfecto.

-Los solteros no tienen que dar explicaciones a nadie sobre sus actos, ni pedir permiso para salir con amigos o llegar tarde. Prueba tú a hacer eso estando casado o a que lo haga tu pareja.

-Si descubres que la otra persona no es tu media naranja y estás soltero, solucionas la situación con un ‘Creo que esto no funciona… deberíamos dejarlo… no es por ti, es por mí…’; si te das cuenta cuando ya estás casado, piensas…’Uf, el papeleo, la casa, el reparto, los gastos, la mudanza… Démosle a lo nuestro otra oportunidad’.

En fin, por rematar con una anécdota que podría ilustrar aún mejor este asunto, hace unos días un antiguo compañero de trabajo me preguntaba públicamente a través de las redes sociales si me había separado, porque había subido una foto mía en la que se me veía 'muy guapa'. Yo le pregunté si mejoraba el aspecto de la gente cuando se separaba, a lo que él contesto que lo que mejoraba era la selección de la foto, para añadir que las personas sin pareja no solían mentir en la Red porque si al llegar a una cena con alguien a quien solo has visto por internet te encuentras con un oso hormiguero, te largas... Ahí tenéis otra ventaja de los casados. No tenemos que enfrentarnos a la posibilidad de que alguien nos dé plantón en una cita porque parecemos osos hormigueros. 



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